El lugar para recibir el atardecer es, fuera de duda, la terraza, en el Luna Rooftop Tapas Bar. Pregunta por el atún sellado con humo de mezquite en el restaurante 1826. Te volará la cabeza.
De entrada, los tacos de Portobello y las carnitas thai. Las costillas se desprenden jugosas del hueso. Pregunta por Donnie, chef propietario. De postre, un flotante de Dr. Pepper y vainilla.
No cometas el error de desayunar en otro lugar. Lupita, entrañable señora, te recibe en su cocina para comenzar el día. Fruta, fritata de huevo y mermeladas caseras. Tremenda experiencia.
No dudes en acercarte a los talleres dentro de la galería. En caso de toparte a un artista haciendo lo suyo, resulta muy enriquecedor el entablar una plática con ellos.
Del latín Cum-Panis (con quien se comparte el pan), Cumpanio es un excelente lugar para justo eso: acompañar la comida con su pan de casa. Haz el intento con los mejillones a la gorgonzola. Brutales.
Anna, la encargada, es un encanto. No dudes en acercarte y preguntar por el origen de los accesorios. El piso de arriba tiene objetos vintage-kitsch. Busca bien, seguro algo se te va a pegar.
Aprovecha la selección de cervezas artesanales e internacionales. En la barra te la servirán en el vaso que corresponde a cada bebida acorde con sus características. Acércate a las retas de billar.
JOHFREJ obedece a las iniciales de los nietos del fundador. Además de la irresistible selección de chocolates que ya habrás notado por el aroma, prueba el helado de chocolate criollo de Tabasco.
